Editorial
Punta Arenas no puede quedar atrás con el avance del tiempo. Es por eso que desde hace pocos años nos estamos mimetizando con las grandes ciudades del norte de Chile y y también con las del del hemisferio norte. Nuevos cafés al estilo de Buenos Aires con tango-fusión de fondo, con meseras con aires ABC1 que uno imagina que trabajan ahí para juntar plata para el carrete o la peluquería, y que por lo general, atienden mal. Hace unas semanas fui con unos amigos al Sky Bar del casino y era como estar tomándose un trago en Melbourne o algo así.
Abundan en Punta Arenas los locales donde ya no se pide el tradicional Jamón Queso, dando a lugar al sushi, al latte y al pitta. Locales donde es inconcebible que no haya WI-FI para los smart-phones. Una anécdota, hace poco tiempo atrás fui con mi familia a almorzar y en eso mi abuela le pidió el teléfono a la mesa para hacer una llamada. Por supuesto que todos se rieron y el mozo con muy buena onda, le llevó un inalámbrico a la anticuada señora. Esos tiempos quedaron atrás. Notable es la descripción del Coco Legrand en la que se mofa de la juventud que va a pubs para conversar, pero en donde cada uno está chateando o hablando por smart-phones (los celulares ya están obsoletos) y no se hablan entre ellos. Entonces, ¿para qué salen?, se pregunta el comediante.
Lo bueno es que gracias a la gente y al aislamiento, todavía quedan en Punta Arenas y sus alrededores, locales donde pareciera que el tiempo se detuvo y en el que uno puede viajar a finales de los 70, 80 o quizás más atrás.
He decidido destacar 4 lugares en orden de importancia según mi criterio. Si no sabe dónde quedan, si viene a Magallanes, pare a alguien y pregunte solamente.
1)Dino's Pizza
Creo que todos los magallánicos aman este local y por eso lo ubiqué en el número 1. Su dueño es el simpatiquísimo Sr.Francisco Marzolo. Los orígenes de este negocio se remontan a inicios de los ochenta, donde este profesor de física, siguiendo su sangre italiana, decidió emprender en el rubro de las pizzas. Más encima, el Sr. Marzolo tuvo suerte y sus dos hijas trabajan codo a codo con él en el negocio.
El local ha sufrido modificaciones a lo largo de los años, las que son bienvenidas, ya que se trata del mejoramiento de los baños, la cocina y la infraestructura.
El personal está muy bien uniformado y además todos usan corte al estilo militar (la tradicional desvellada), lo que les da un aspecto de personal de cocina de un buque de la armada, y por lo demás, los hace ver muy limpios.
La carta trae una gran cantidad de variedades de sandwiches y pizzas. Los sandwiches están preparados con pan y mayonesa de casa, que les da un sabor inigualable. Los chacareros no llevan porotos verdes, en su lugar, lechuga, lo que es imposible de ver en el norte de Chile. Las pizzas merecen atención aparte, ya que se preparan de las cosas más inimaginables como pulpos y centolla, muy buenas por lo demás.
En bebidas uno puede pedir jugo de ruibarbo magallánico, en ausencia de fruta fresca en los inviernos. Es muy rico y reconfortante.
No se puede pagar con Redcompra o tarjeta de crédito. Sólo efectivo o cheque.
La cocina está a la vista, lo que da confianza y aunque no lo crea, uno no sale con olor a comida.
Un aspecto notable es que a pesar de las modificaciones, el dueño ha conservado la barra, donde uno puede comer o esperar mesa. Asisten a este local en su mayoría, familias magallánicas. La música es suave y permite conversar cómodamente. Hay algunas mesas que tienen perchas para los sendos ropajes de invierno.
Existe gente tan fanática del Dino's, que tiene el Menú en la casa para pedir por teléfono. Ante este fenómeno, el local editó un menú en miniatura para que la gente no se lleve las cartas del local.
Hay otros que viven en el norte y añoran con saborear el pancito o la mayonesa. Mi concuñado, cada vez que viene a Punta Arenas se lleva un sanguchito en la maleta cuando se va de vuelta a Viña. Yo mismo sentí la angustia producida por la abstinencia a estos manjares cuando viví en el norte, especialmente con el Chacarero, que no llevaba lechuga ni mayonesa.
Muchos de los clientes de ahora han ido al Dino's desde la niñez. Cuentan los mozos que a veces, como hay que pagar en la puerta, muchos se han ido sin pagar, pero al rato o al otro día, vuelven con mucha vergüenza a cancelar.
Creo que lo único negativo que tiene el Dino's es que cierra los martes.
2)Kiosco Roca
Es uno de los locales más tradicionales y populares. La gente del norte no puede creer que a media mañana, uno pida 3 sanguchitos de chorizo con mayonesa y una leche con plátano mediana y no termine en el hospital con una "pálida monumental".
El local es pequeño, pero al entrar uno experimenta inmediatamente un flash back, que atribuyo a la decoración del lugar, prácticamente inalterada desde comienzos de los años setenta.
La decoración es única. Las paredes están empapeladas con fotos de las formaciones de la Universidad de Chile desde los 60's. Los vasos y llaveros están todos dedicados al "chuncho". También hay un póster gigante de un niño con pantalones patas de elefante, levantándole la falta a una mesera. Este detalle es muy freak, dado que ahora sería considerado como obsceno, pero al parecer a los que van al lugar no le importa. En todo caso el póster lleva más de 30 años en la pared.
Los sanguchitos son fenomenales. Están hechos con una pasta de chorizo, cuya fórmula es un misterio como la fórmula de la Coca-Cola y mayonesa casera. El tamaño es como el de un canapé, por eso con unos 3 ó cuatro, uno queda bien. Tiene que ser acompañado con un vaso de leche con plátano mediano o tal vez dos.
Antiguamente este negocio era frecuentado por los magallánicos más tradicionales.Hoy en día cuesta encontrar una silla vacía, especialmente a media mañana.
Lo que si, como todo, debe ser comido con moderación, pero por el aspecto físico de los comensales, pienso que hay gente que ya adquirió los "choripanes" como parte de la dieta diaria. Hasta los más tradicionales, hoy en día se cuidan más y prefieren otro tipo de meriendas de media mañana.
Para digerir esta potente comida hacen falta años de entrenamiento. Por eso, un piloto amigo que trabaja en Lan, en una de sus visitas a Punta Arenas me preguntó dónde quedaba el kiosco Roca famoso, porque quería ir con el comandante del vuelo a desayunar. Lo le dije qué si estaba loco o quería matar al comandante antes del vuelo.
El único punto negativo, que pienso le va a jugar en contra a los dueños si es que no hacen algo al respecto, es que el local quedó chico y la cleintela ha ido evolucionando a gente más desaliñada que no le importa pasar un brazo por arriba si alguien está comiendo o empezar a apurar a alguien para que desocupe un asiento. La solución pienso sería subir un poquito los precios para "colar" al público.
Sin embargo, el kiosco Roca sigue siendo un lugar de pasada obligada y que vale la pena visitar. Ojo que no aceptan Redcompra, sólo efectivo y con sencillo, no vaya a pagar con un billete de $20000.
3)Productos Martínez
Hace unos día tuve que organizar un pequeño cóctel para mi señora que estaba de cumpleaños. Como yo no estoy acostumbrado a organizar esas cosas, alguien me sugirió que vaya a Productos Martínez.
Este establecimiento está ubicado en la entrada de vehículos de una casa de barrio. Al entrar, experimenté un flash back que me llevó a principios de los ochentas. La decoración, los aromas, el papel del mesón, las fotos, en fin, los detalles del negocio me transportaron 30 años atrás. No me había equivocado, había encontrado el lugar perfecto para el cóctel.
El local es pequeño, de decoración retro, pero no porque un decorador lo quizo, sino que se han conservado las fotos y muebles de la época. Una empleada tomó el pedido y como no sabía qué elegir, me mostró un papel escrito a máquina con las sugerencias de la casa. Por supuesto que no había sushi, ni canapés sofisticados que sirven ahora. Luego de tomar el pedido, la mujer me preguntó para qué hora y día quería lo quería. Le dije que el domingo a mediodía y pregunté si había que pagar algo antes, y ella respondió que no. Gran sorpresa porque hoy en día nadie confía en la gente, menos si es primera vez que entran al negocio. Pero como este lugar funciona con las reglas del siglo XX, del Magallanes que ya casi está desaparecido, donde los ojos y la forma de hablar reflejaban el grado de confianza entre la gente, así ocurrió.
Otro detalle importante es que sólo va a encontrar clientela local, no se ve gente de afuera o si llegan, es gente que ya lleva tiempo en la zona.
El día de la entrega estaba excéptico, porque ya uno se acostumbró a que nadie cumpla con los plazos. Pero ahí estaba todo lo que pedí, envuelto en papel paquete de vela, a la antigua.
Al igual que los dos primeros locales de esta crónica, este negocio no tiene medios de pago plástico, sólo efectivo o cheque (Santander, incluido, aunque no lo crea).
El único punto negro de Productos Martínez, es que los dueños seguramente tienen cierta edad, lo que impide estar atendiendo todo el tiempo, y los empleados han tomado ese rol, quienes atendien "a la puntarenense", o sea, mal. Sobretodo considerando que en estos momentos la buena atención es la única defensa que le queda a la microempresa contra los grandes.
4) Hostería Agua Fresca
Está a unos 20 minutos al sur de Punta Arenas, en el sector denominado Agua Fresca. La historia de esta hostería tiene más de 70 años. El sector es muy bonito, se puede ver la Isla Grande Tierra del Fuego, Isla Dawson y por supuesto, el Estrecho de Magallanes.
La cafetería es una casa antigua, la cual seguramente fue edificada por el fundador, un pionero croata. El salón principal cuenta con unas 7 mesas, y un bar de madera muy sencillo. Casi siempre atiende una señora, que es nieta del fundador (al cual se refiere como el "nono"). La especialidad es la "once magallánica", que consiste en pan amasado, mermelada de ruibarbo o calafate (que más magallánico que eso), queso de campo, dulces croatas (hrtzulas, que son como unos calzones rotos) y café. Mientras espera que la once se prepare, uno puede ir a caminar al sector de juegos infantiles, visitar la media luna (a veces hacen domaduras) y pasear por los alrededores, rodeados de árboles. Esto, acompañado del viento característico del territorio. En este lugar se siente al aire patagónico, que se añora tanto cuando uno está lejos.
Luego viene lo mejor, la once. Si uno quiere más café, se paga adicional. Si se necesita algún servicio durante la merienda, la dueña señala que se debe tocar una campana ancestral, puesta sobre la mesa, al más estilo victoriano. Como casi siempre uno llega a ese lugar después de almuerzo y no tiene mucho hambre, se sugiere pedir una once para dos personas y pagar un café de más.
Una anécdota me pasó en esta hostería. Siempre que salgo con mi familia, llevo a mi amada perrita Luna, ya que para mí es parte de la familia. Una vez bajé a Luna del auto e inmediatamente ella empezó a reconocer el lugar, con tal mala suerte que se encontró de frente con una gata de campo recién parida, con las hormonas como notroglicerina. La gata arañó a la pobre Luna y no tuve más remedio que meterla de vuelta en el auto. Le conté de este incidente a la dueña, a lo que ella me dijo: ¿y por qué no le pegó una patada a la gata y la tiró lejos?. Yo quedé petrificado, dado que nunca se me habría ocurrido hacer eso.
Reflexiones finales
Este ranking da esperanzas a la gente como yo que cree en una vida distinta en Magallanes, la que todavía no se contamina con las grandes cadenas de comida chatarra o con las nuevas tendencias, como los locales de sushi (que no me gustan) y los cafés al estilo yanqui.
Estos locales conservan el toque de antaño. Además, parece que los dueños son buenos patrones, porque los empleados siguen siendo los mismos, y vamos envejeciendo junto a ellos y hasta los saluda en la calle. Son de esos locales donde uno se encuentra con amigos y conocidos, y los dueños preguntan como están los papás, los abuelos y los hijos. Son lugares donde el consumidor tiene contacto directo con el productor, relación descrita brilantemente por Manfred Max Neff en su economía descalza.
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