miércoles, 24 de agosto de 2011

SER VIEJO EN CHILE

Hoy en la tarde, mi padre fue a visitar junto con mi hijo, a un matrimonio de viejitos amigos de él. Yo los conocía, pero la última vez que los había visto había sido hace más de 10 años.
Cuando llegamos, nos atendió ella. La casa tiene la decoración de gente que no tiene para hecer arreglos, ya que no pueden ir a Falabella o a otra tienda a comprar, porque tienen que hacer rendir la plata de lo que vendieron o reciben de jubilación. El olor de las casas de los viejos es muy particular, porque es el mismo en todas. Los muebles que ellos conservan son de épocas pasadas, pero no son de madera rústica o vintage, tan de moda hoy en día.
El marido de la señora había cambiado mucho. Apenas caminaba y usaba una muleta. Para más remate un accidente vascular lo dejó con secuelas en el cerebro, por lo que sumado a un leve Alzheimer, empeora las cosas.
Yo lo recordaba a él, un viejo yugoslavo alto y fuerte, con un acento que sólo se escucha acá en Magallanes y a su camión azul. El había trasportado mercaderías desde Punta Arenas a Natales desde la década del 40 hasta cerca del año 2000.
No me impresionó verlo tan mal, porque la escena la he visto innumerables veces.
Luego de despedirnos, mi papá me dijo : "estaban contentos los viejos, porque después de todo, ¿quién más creís que vienen a verlos?...
Esa es la realidad de llegar a viejo, más encima, pobre, en Chile.
Nuestra sociedad que se supone tan desarrollada, nos ha enseñado desde la cuna a despreciar al viejo. Después de todos los viejos son feos, hediondos y no tienen nada interesante que contar. Mucha gente cree que la hace de oro al decirle "abuelitos". Muchos de ellos, como el matrimonio al cual me refería, no tuvieron hijos, lo que agrava el problema.
Otros que si tuvieron la suerte de tener hijos, tienen al menos la posibilidad que se preocupen un poco por ellos. Ahí vienen otros dramas, como los viejos postrados o con problemas mentales, que en muchos casos, son cuidados por sus hijos o yernos o nueras. Como dice una persona de 60 años -que todavía tiene a sus padres vivos -no ha disfrutado de su vida, porque se casó a los 22 años y ahora con 60, donde se supone que tiene que disfrutar su vida con su señora, no puede, porque tiene que estar preocupado de sus viejos.
Hace días estaba revisando mi jubilación, y según el famoso "número", tengo que juntar $200.000.000 para tener una jubilación más o menos digna, es decir, tendría que depositar todos los meses de aquí hasta el retiro, una montaña de plata, para que los señores de la AFP, rindan pérdidas por los próximos 30 años. Es decir, voy a ser viejo pobre.
Es por eso que me sentí más miserable al saber lo que viene en los próximos 40 años.
Una de las discusiones que estos días, es la indefención de la clase media. Claro, el sistema obliga a que uno junte sólo su leña para pasar el invierno, y el estado haga de soporte, en salud y otras cosas, pero la realidad dice otra cosa.
Me sentí miserable al recordar cuántas veces no traté bien a viejos o a mis propios abuelos. Cúantas veces no los fui a ver, siendo que ellos quizá me necesitaban.
Llegar a viejo y más encima pobre en Chile es la peor desgracia, porque el 80% de la población estamos condenados a eso, a vivir el ocaso de nuestras vidas en la más absoluta miseria, indefención y soledad.

martes, 26 de abril de 2011

Donde todavía se puede sentir el Magallanes antiguo

Editorial

Punta Arenas no puede quedar atrás con el avance del tiempo. Es por eso que desde hace pocos años nos estamos mimetizando con las grandes ciudades del norte de Chile y y también con las del del hemisferio norte. Nuevos cafés al estilo de Buenos Aires con tango-fusión de fondo, con meseras con aires ABC1 que uno imagina que trabajan ahí para juntar plata para el carrete o la peluquería, y que por lo general, atienden mal. Hace unas semanas fui con unos amigos al Sky Bar del casino y era como estar tomándose un trago en Melbourne o algo así.

Abundan en Punta Arenas los locales donde ya no se pide el tradicional Jamón Queso, dando a lugar al sushi, al latte y al pitta. Locales donde es inconcebible que no haya WI-FI para los smart-phones. Una anécdota, hace poco tiempo atrás fui con mi familia a almorzar y en eso mi abuela le pidió el teléfono a la mesa para hacer una llamada. Por supuesto que todos se rieron y el mozo con muy buena onda, le llevó un inalámbrico a la anticuada señora. Esos tiempos quedaron atrás. Notable es la descripción del Coco Legrand en la que se mofa de la juventud que va a pubs para conversar, pero en donde cada uno está chateando o hablando por smart-phones (los celulares ya están obsoletos) y no se hablan entre ellos. Entonces, ¿para qué salen?, se pregunta el comediante.

Lo bueno es que gracias a la gente y al aislamiento, todavía quedan en Punta Arenas y sus alrededores, locales donde pareciera que el tiempo se detuvo y en el que uno puede viajar a finales de los 70, 80 o quizás más atrás.

He decidido destacar 4 lugares en orden de importancia según mi criterio. Si no sabe dónde quedan, si viene a Magallanes, pare a alguien y pregunte solamente.

1)Dino's Pizza




Creo que todos los magallánicos aman este local y por eso lo ubiqué en el número 1. Su dueño es el simpatiquísimo Sr.Francisco Marzolo. Los orígenes de este negocio se remontan a inicios de los ochenta, donde este profesor de física, siguiendo su sangre italiana, decidió emprender en el rubro de las pizzas. Más encima, el Sr. Marzolo tuvo suerte y sus dos hijas trabajan codo a codo con él en el negocio.
El local ha sufrido modificaciones a lo largo de los años, las que son bienvenidas, ya que se trata del mejoramiento de los baños, la cocina y la infraestructura.
El personal está muy bien uniformado y además todos usan corte al estilo militar (la tradicional desvellada), lo que les da un aspecto de personal de cocina de un buque de la armada, y por lo demás, los hace ver muy limpios.
La carta trae una gran cantidad de variedades de sandwiches y pizzas. Los sandwiches están preparados con pan y mayonesa de casa, que les da un sabor inigualable. Los chacareros no llevan porotos verdes, en su lugar, lechuga, lo que es imposible de ver en el norte de Chile. Las pizzas merecen atención aparte, ya que se preparan de las cosas más inimaginables como pulpos y centolla, muy buenas por lo demás.
En bebidas uno puede pedir jugo de ruibarbo magallánico, en ausencia de fruta fresca en los inviernos. Es muy rico y reconfortante.
No se puede pagar con Redcompra o tarjeta de crédito. Sólo efectivo o cheque.
La cocina está a la vista, lo que da confianza y aunque no lo crea, uno no sale con olor a comida.
Un aspecto notable es que a pesar de las modificaciones, el dueño ha conservado la barra, donde uno puede comer o esperar mesa. Asisten a este local en su mayoría, familias magallánicas. La música es suave y permite conversar cómodamente. Hay algunas mesas que tienen perchas para los sendos ropajes de invierno.
Existe gente tan fanática del Dino's, que tiene el Menú en la casa para pedir por teléfono. Ante este fenómeno, el local editó un menú en miniatura para que la gente no se lleve las cartas del local.
Hay otros que viven en el norte y añoran con saborear el pancito o la mayonesa. Mi concuñado, cada vez que viene a Punta Arenas se lleva un sanguchito en la maleta cuando se va de vuelta a Viña. Yo mismo sentí la angustia producida por la abstinencia a estos manjares cuando viví en el norte, especialmente con el Chacarero, que no llevaba lechuga ni mayonesa.
Muchos de los clientes de ahora han ido al Dino's desde la niñez. Cuentan los mozos que a veces, como hay que pagar en la puerta, muchos se han ido sin pagar, pero al rato o al otro día, vuelven con mucha vergüenza a cancelar.
Creo que lo único negativo que tiene el Dino's es que cierra los martes.

2)Kiosco Roca



Es uno de los locales más tradicionales y populares. La gente del norte no puede creer que a media mañana, uno pida 3 sanguchitos de chorizo con mayonesa y una leche con plátano mediana y no termine en el hospital con una "pálida monumental".
El local es pequeño, pero al entrar uno experimenta inmediatamente un flash back, que atribuyo a la decoración del lugar, prácticamente inalterada desde comienzos de los años setenta.
La decoración es única. Las paredes están empapeladas con fotos de las formaciones de la Universidad de Chile desde los 60's. Los vasos y llaveros están todos dedicados al "chuncho". También hay un póster gigante de un niño con pantalones patas de elefante, levantándole la falta a una mesera. Este detalle es muy freak, dado que ahora sería considerado como obsceno, pero al parecer a los que van al lugar no le importa. En todo caso el póster lleva más de 30 años en la pared.
Los sanguchitos son fenomenales. Están hechos con una pasta de chorizo, cuya fórmula es un misterio como la fórmula de la Coca-Cola y mayonesa casera. El tamaño es como el de un canapé, por eso con unos 3 ó cuatro, uno queda bien. Tiene que ser acompañado con un vaso de leche con plátano mediano o tal vez dos.
Antiguamente este negocio era frecuentado por los magallánicos más tradicionales.Hoy en día cuesta encontrar una silla vacía, especialmente a media mañana.
Lo que si, como todo, debe ser comido con moderación, pero por el aspecto físico de los comensales, pienso que hay gente que ya adquirió los "choripanes" como parte de la dieta diaria. Hasta los más tradicionales, hoy en día se cuidan más y prefieren otro tipo de meriendas de media mañana.

Para digerir esta potente comida hacen falta años de entrenamiento. Por eso, un piloto amigo que trabaja en Lan, en una de sus visitas a Punta Arenas me preguntó dónde quedaba el kiosco Roca famoso, porque quería ir con el comandante del vuelo a desayunar. Lo le dije qué si estaba loco o quería matar al comandante antes del vuelo.

El único punto negativo, que pienso le va a jugar en contra a los dueños si es que no hacen algo al respecto, es que el local quedó chico y la cleintela ha ido evolucionando a gente más desaliñada que no le importa pasar un brazo por arriba si alguien está comiendo o empezar a apurar a alguien para que desocupe un asiento. La solución pienso sería subir un poquito los precios para "colar" al público.

Sin embargo, el kiosco Roca sigue siendo un lugar de pasada obligada y que vale la pena visitar. Ojo que no aceptan Redcompra, sólo efectivo y con sencillo, no vaya a pagar con un billete de $20000.


3)Productos Martínez

Hace unos día tuve que organizar un pequeño cóctel para mi señora que estaba de cumpleaños. Como yo no estoy acostumbrado a organizar esas cosas, alguien me sugirió que vaya a Productos Martínez.
Este establecimiento está ubicado en la entrada de vehículos de una casa de barrio. Al entrar, experimenté un flash back que me llevó a principios de los ochentas. La decoración, los aromas, el papel del mesón, las fotos, en fin, los detalles del negocio me transportaron 30 años atrás. No me había equivocado, había encontrado el lugar perfecto para el cóctel.
El local es pequeño, de decoración retro, pero no porque un decorador lo quizo, sino que se han conservado las fotos y muebles de la época. Una empleada tomó el pedido y como no sabía qué elegir, me mostró un papel escrito a máquina con las sugerencias de la casa. Por supuesto que no había sushi, ni canapés sofisticados que sirven ahora. Luego de tomar el pedido, la mujer me preguntó para qué hora y día quería lo quería. Le dije que el domingo a mediodía y pregunté si había que pagar algo antes, y ella respondió que no. Gran sorpresa porque hoy en día nadie confía en la gente, menos si es primera vez que entran al negocio. Pero como este lugar funciona con las reglas del siglo XX, del Magallanes que ya casi está desaparecido, donde los ojos y la forma de hablar reflejaban el grado de confianza entre la gente, así ocurrió.
Otro detalle importante es que sólo va a encontrar clientela local, no se ve gente de afuera o si llegan, es gente que ya lleva tiempo en la zona.
El día de la entrega estaba excéptico, porque ya uno se acostumbró a que nadie cumpla con los plazos. Pero ahí estaba todo lo que pedí, envuelto en papel paquete de vela, a la antigua.
Al igual que los dos primeros locales de esta crónica, este negocio no tiene medios de pago plástico, sólo efectivo o cheque (Santander, incluido, aunque no lo crea).
El único punto negro de Productos Martínez, es que los dueños seguramente tienen cierta edad, lo que impide estar atendiendo todo el tiempo, y los empleados han tomado ese rol, quienes atendien "a la puntarenense", o sea, mal. Sobretodo considerando que en estos momentos la buena atención es la única defensa que le queda a la microempresa contra los grandes.

4) Hostería Agua Fresca




Está a unos 20 minutos al sur de Punta Arenas, en el sector denominado Agua Fresca. La historia de esta hostería tiene más de 70 años. El sector es muy bonito, se puede ver la Isla Grande Tierra del Fuego, Isla Dawson y por supuesto, el Estrecho de Magallanes.
La cafetería es una casa antigua, la cual seguramente fue edificada por el fundador, un pionero croata. El salón principal cuenta con unas 7 mesas, y un bar de madera muy sencillo. Casi siempre atiende una señora, que es nieta del fundador (al cual se refiere como el "nono"). La especialidad es la "once magallánica", que consiste en pan amasado, mermelada de ruibarbo o calafate (que más magallánico que eso), queso de campo, dulces croatas (hrtzulas, que son como unos calzones rotos) y café. Mientras espera que la once se prepare, uno puede ir a caminar al sector de juegos infantiles, visitar la media luna (a veces hacen domaduras) y pasear por los alrededores, rodeados de árboles. Esto, acompañado del viento característico del territorio. En este lugar se siente al aire patagónico, que se añora tanto cuando uno está lejos.
Luego viene lo mejor, la once. Si uno quiere más café, se paga adicional. Si se necesita algún servicio durante la merienda, la dueña señala que se debe tocar una campana ancestral, puesta sobre la mesa, al más estilo victoriano. Como casi siempre uno llega a ese lugar después de almuerzo y no tiene mucho hambre, se sugiere pedir una once para dos personas y pagar un café de más.
Una anécdota me pasó en esta hostería. Siempre que salgo con mi familia, llevo a mi amada perrita Luna, ya que para mí es parte de la familia. Una vez bajé a Luna del auto e inmediatamente ella empezó a reconocer el lugar, con tal mala suerte que se encontró de frente con una gata de campo recién parida, con las hormonas como notroglicerina. La gata arañó a la pobre Luna y no tuve más remedio que meterla de vuelta en el auto. Le conté de este incidente a la dueña, a lo que ella me dijo: ¿y por qué no le pegó una patada a la gata y la tiró lejos?. Yo quedé petrificado, dado que nunca se me habría ocurrido hacer eso.

Reflexiones finales

Este ranking da esperanzas a la gente como yo que cree en una vida distinta en Magallanes, la que todavía no se contamina con las grandes cadenas de comida chatarra o con las nuevas tendencias, como los locales de sushi (que no me gustan) y los cafés al estilo yanqui.
Estos locales conservan el toque de antaño. Además, parece que los dueños son buenos patrones, porque los empleados siguen siendo los mismos, y vamos envejeciendo junto a ellos y hasta los saluda en la calle. Son de esos locales donde uno se encuentra con amigos y conocidos, y los dueños preguntan como están los papás, los abuelos y los hijos. Son lugares donde el consumidor tiene contacto directo con el productor, relación descrita brilantemente por Manfred Max Neff en su economía descalza.

lunes, 25 de abril de 2011

HISTORIA DE PUERTO NATALES EN EL CENTENARIO


MIGUEL ANGEL LEON, HISTORIA DE UN PERTUBADOR IMPRESCINDIBLE

Escrito por Ramón Arriagada



Después de la excelente acogida de mi libro “ La Rebelión de los Tirapiedras. Puerto Natales 1919” ( Ediciones Universidad de Magallanes.2010) me ha quedado claro el interés por la historia nuestra. Los sucesos que se iniciaron en el Frigorífico Bories, ese día 23 de enero de 1919, marcaron a fuego a esta pequeña comunidad, por aquellos años habitada en forma permanente por no más de dos mil habitantes.

El relato del libro finaliza, con la puesta en libertad de los últimos 29 encarcelados y procesados, como participantes en los sucesos de enero de 1919.
Difíciles fueron esos años en el pequeño villorrio natalino. Alguna vez escribimos sobre los tiempos que se vivieron. Se llegó hablar del “puerto maldito”, pues las naves de cabotaje trataban de no tocar sus muelles. Muchas de las familias residentes, para olvidar los momentos traumáticos, partieron a buscar instancias más apacibles de convivencia social.

El local de Federación Obrera, llamado por todos “Teatro Natales”, ubicado en las esquinas de Ladrilleros con Bulnes, en mayo de 1919, fue vendido por su propietario Juan Concha a Domingo Pusic y Juan Draguisevic. Nadie quedó indiferente ante el permanente cambio de propietarios de este edificio patrimonial. Recién pudo ser recuperado para los federados el 4 de julio de 1923.

La prensa como barricada

Aquellos agrupados en los sindicatos obreros, personal de campos y frigoríficos, fueron fieles a su organización. Había que seguir discutiendo con la Sociedad Explotadora los pliegos de peticiones y demandas laborales. Eran los años de jolgorio para el populismo, luego de la elección de Arturo Alessandri como Presidente de la República. Las aspiraciones y criticas de los sindicatos al sistema, las hemos conocido revisando su órgano de información, el periódico “ El Esfuerzo”. En tanto, el bando contrario, se expresaba a través de “El Natales”, que comienza a publicarse en 1921; estaba dirigido en aquellos años por Vicente Bastistic y era evidente su ligazón con la iglesia católica.






Tanto la Federación Obrera como “El Esfuerzo”, después de los sucesos de 1919, fueron dirigidos por Miguel Angel León Rabanal; talvez uno de los personajes de mayor notoriedad de la historia natalina. El sindicalista, provenía del grupo de hombres de confianza de la Sociedad Explotadora Tierra del Fuego; se había destacado como un eficiente capataz y tenía la confianza plena del personal directivo. Su adhesión al bando obrero devino luego del enfrentamiento del 23 de enero de 1919. Desconocemos la profundidad de sus convicciones. Escribidor de pluma obsesiva y mordaz, sus crónicas eran fuertes latigazos hacia sus enemigos, quienes desde “ El Natales” tampoco le daban tregua semana a semana.

Combatiendo la indiferencia

Las aguas no fueron tranquilas después de 1919 en la comunidad natalina. Es así como en diciembre de 1921 al estallar la revuelta campesina en la provincia de Santa Cruz, se conoce en Puerto Natales, la crudeza del Ejército argentino para con los huelguistas chilenos. Ya rendidos, los fusilados en su mayoría fueron compatriotas nuestros. Súmese, la preocupación por los operarios encarcelados en Punta Arenas, cuyas familias había que mantener.

Desde “ El Esfuerzo”, Miguel Angel León, denuncia la actitud indiferente de los obreros respecto de sus reivindicaciones, conducta asumida luego de la fuerte represión…”¿ Dónde están los luchadores de ayer?. Tengamos vergüenza, no hablemos de nuestros martirios que os impone la cruel explotación en las tabernas, en los prostíbulos y garitos”.

Son los años del alessandrismo triunfante, pero también de fuerte influencia militar en el gobierno. Culminará con el ruido de sables y con la destitución del Presidente de la República, enviado al exilio. Por el tono de los artículos publicados en el diario, León es llevado con otros, ante la presencia del Gobernador Civil del Territorio, Javier Palacios Hurtado, quien en su discurso persuasivo recomienda, “a la menor cosa que suceda, ustedes responderán con su vidas, les haré meter una bala a cada uno, dedicando la primera bala para el señor Romo”.

Nuestro personaje, Miguel Angel León, creía en su misión, contradecir a quienes creían que el mundo estaba bien hecho. Dirige los boicot contra establecimientos comerciales, contra los bares de los clubes deportivos “donde se desarrollaban actividades relacionadas con el vicio y la corrupción”. Critica a los obreros que envían sus esposas e hijos a la Iglesia “a la hora y el momento que el Cuervo toque la campana”.

El misterio de su destino

Los testigos señalan que un día de febrero de 1927, fue sacado por policías desde los talleres del diario “ El Esfuerzo”. Había asumido Carlos Ibañez del Campo los destinos del país. Los opositores sufrieron relegación y pérdidas de sus derechos civiles. Superados los momentos de quiebre de la democracia y el regreso a la normalidad, nadie supo del destino de León. La versión más repetida, es que le aplicaron la Ley de Fuga, y murió cuando iba a ser embarcado hacia la Isla de Más Afuera.

Con fecha 20 de mayo de 1927, “El Natales”, titula “Noticia de Ultima Hora”, informando que tres relegados obtuvieron permiso para regresar a Punta Arenas, se trata de : Luis A. Romo, Miguel Angel León y un tal Rada. En el libro “ La Dictadura de Ibañez y los sindicatos. (1927-1931)” Jorge Rojas, su autor, señala que en el período investigado hubo sólo tres asesinatos políticos, ya que “respecto al tipo de medidas represivas ejercidas, el asesinato fue el método menos frecuente” (pag 39).

Un inmenso personaje de nuestra historia, estuvo entre nosotros, vino con la difícil función social de perturbar, papel reservado a quienes están llamados a cambiar el destino del hombre y la sociedad.

viernes, 22 de abril de 2011

Carta a Ricardo Lagos Salinas

ESTIMADOS AMIGOS : Bien saben ustedes soy chillanejo, conocí a toda la familia Lagos Salinas, me gratificaron con su amistad en tiempos de rojos horizontes. Siempre que voy al cementerio de Chillán paso a dejarle una flor a mis amigos Lagos allí sepultados. Me duele ver sus humildes tumbas, después de 20 años de gobiernos concertacionistas, nadie fue capaz de trasladar a la familia del Alcalde Mártir hacia un sitio más relevante, como ejemplo de la crueldad e intolerancia de la dictadura. Una tumba junto a los Arrau, Vinay, es lo que merecen, para que las nuevas generaciones conozcan la historia. Atentamente. Ramón Arriagada

Señor Director:
En su columna del número 99 de El Ciudadano, don Armando Uribe hizo notar que hubo en Chile "otro" Ricardo Lagos, de segundo apellido Salinas, que no fue presidente de Chile. Uno que, en cambio, fue secuestrado por la DINA en junio de 1975, después que un comando de carabineros ejecutara cobardemente a su padre, a su madre embarazada y a su hermano menor. Éste Ricardo Lagos, desaparecido desde entonces, era mi padre.
Puede parecer extraño, pero hasta ahora nunca me había referido a él en público, ni por escrito ni de ninguna otra forma. Supongo que esto se debe a que su historia es también la historia de cómo fue devastada mi vida y la de mi familia, y de cómo hemos luchado para reconstruirnos. No es de buen gusto hacer alarde de esas cosas. Pero eso no es todo. Si he guardado silencio acerca de mi padre, es porque nunca hallé otra manera de enfrentar el asco y la vergüenza de ver cómo su nombre era enarbolado cada año por los mismos que empeñaron sus vidas en traicionar todo aquello por lo que él luchaba.
Trataré de explicarme. Es un hecho que en junio de 1975 la dirección clandestina del PS en Chile - de la que mi padre formaba parte - se había convertido en una piedra en el zapato para quienes buscaban constituir y legitimar esa misma dirección en el extranjero. Las cúpulas socialistas exiliadas no sólo impidieron que a Chile llegaran los recursos necesarios para sostener un PS clandestino, hubo además entre sus filas muchos que suspiraron aliviados al saber que Exequiel Ponce, Carlos Lorca, Ricardo Lagos Salinas y el resto de la "dirección interna" habían caído en manos de la DINA. Ya entonces, en el invierno de 1975, se agitaba el interés infame de quienes maniobraban para acceder un día, mediante claudicaciones, al poder político en Chile.
Sin embargo entonces cuando eran todavía oposición democrática y más tarde mientras gobernaban este país, esos mismos dirigentes mantuvieron la extraña costumbre de derramar, cada vez que llegaba el mes de junio, lágrimas de cocodrilo por "sus caídos". Para mi siempre ha sido difícil entender las razones de ese poco creíble melodrama. Lo cierto es que Ponce, Lorca, Lagos y los demás, de haber sobrevivido, difícilmente hubieran aceptado que su partido se transformara en el regente de un capitalismo brutal como el que defendieron los gobiernos de Lagos Escobar y Bachelet.
Nunca acepté una invitación a esas conmemoraciones sin gloria, convocadas por un partido de iscariotes. ¿Cómo iba a asistir a unos actos en que los mismos que ofrecían por poco precio el pueblo chileno al capital, fingían invocar los ideales revolucionarios de mi padre? Tampoco respondí nunca a las bromas torpes de quienes me preguntaban, sonriendo, si yo era pariente "del presidente Ricardo Lagos". Esas invitaciones y esas bromas no han hecho sino acrecentar mi desprecio por el muladar en que han tratado de convertir este país, y me han hecho saber con cada vez más certeza quién soy, de dónde vengo y hacia dónde voy.
Muchas veces he creído que en esta maltratada franja de tierra no hay ni habrá realmente un lugar para mi, ni para mis hermanos, ni para mi madre que ha visto cómo se consume su vida y su salud sin que se haga justicia por lo crímenes sufridos. Nunca he esperado nada de los tribunales de justicia chilenos, pero sí me he sentido a menudo fastidiado por la sensación de vivir en un país donde no existe la decencia. No obstante, a veces me alivia comprobar que me equivoco. Por eso me decidí a escribirle: quiero agradecer a don Armando Uribe - por intermedio de Usted - el haber dedicado unas líneas al recuerdo de mi padre. Es un gesto noble que debe aportar fuerza a todos quienes luchamos por un mundo más humano y verdadero.


Sinceramente,


Carlos Lagos Paredes

jueves, 3 de marzo de 2011

Alberto Caro, Soberano de la Península Muñoz Gamero



POR RAMÓN ARRIAGADA, SOCIÓLOGO

Llega a la entrevista muy terneado, con traje negro riguroso, es indicio que Alberto Caro Pérez ve este momento como importante, una instancia solemne para comunicar algo que le preocupa. ¡Quiero que todos sepan, sobre todo las autoridades, que yo soy el dueño de la Península Muñoz Gamero¡ . Nos adelantamos para pedirle que nos entregue razones para respaldar su afirmación, pero lo único que logramos es despertar un enojo. Ha tenido conocimiento que hay planes para realizar estudios de futuros circuitos turísticos en los que él considera “sus dominios”.

Algo dice haber escuchado en la radio sobre un grupo de investigadores de la Universidad de Concepción que fueron al lugar y lo más grave que no fueron en su lancha y con él de guía. Alberto Caro, decano de los pescadores artesanales, todo un personaje en Puerto Natales, trae un tubo con títulos de arrendamientos, ya amarillentos y cartas de navegación. Pero también un acopio de recuerdos de su infancia y juventud pasados en Ancón sin Salida, un hermoso sitio de los canales ubicado en el lado norte de la Península en disputa.


La Dinastía de los Caros

Escuchándolo, queda la impresión que si hay un soberano de esa ínsula, él es Alberto Caro. Geográficamente esos, además, son los dominios naturales absolutos del Volcán Burney, que hizo noticia con su última erupción (registrada) en el año 1910. La familia de Alberto, asumió estar al lado de un gran caldero de fuego en actividad que se manifiesta, hasta ahora, con constantes ruidos subterráneos y bocanadas de cenizas.

Precisemos, la “Dinastía de los Caros”, se estableció en “ Ancón Sin Salida”, lugar emblemático en el paisaje de los canales cercanos a Puerto Natales; este accidente geográfico fue bautizado por el mismísimo Sarmiento de Gamboa, cuando buscaba el Estrecho de Magallanes ( 1579). Alberto nos muestra un certificado de la Inspección de Tierras de Magallanes del 13 de enero del año 1943, donde se le concede a su padre, Reinaldo Caro Muñoz, los lotes 13 y 14, ubicados en la Península.

“El viejo mío venía de Osorno, debió tener algo de gringo alemán porque era alto y rubio. Se dedicaba al negocio de las pieles, y por eso creo yo, pidió el Ancón. Estaba cerca de los indianos que lo surtían con pieles de nutrias. A los indios no les gustaba ir a vender a Natales, porque les daban vino y se aprovechaban de las indias viejas y jóvenes”.


Convivencia en el Ancón sin Salida

El poblador osornino, llegó casado a habitar el lugar con su mujer, Salomé Villegas y sus hijos. Alberto asegura que sus hermanos llegados del norte eran rubios. La explicación de sus rasgos alacalufes es comprensible, pues Reinaldo Caro, partió a buscar unos animales cerca de Williams. Después de muchos meses, regresó a Muñoz Gamero con vacunos en un barco acondicionado como corral; pero de “Wica”, trajo una indiecita canoera que ya venía embarazada y seguía fielmente a Reinaldo.

Alberto confiesa sobre su mamá, Juana Pérez, “ella, pobrecita, fue aceptada por doña Salomé y se llevaban muy bien, hacían todo lo de la casa y siguieron naciendo hijos con mi mamá”. Entre ambas camadas totalizaron diez hermanos. Dice nuestro entrevistado, que su papá tuvo que contratar un profesor para enseñarles las letras y los números. Recuerda, no con mucho cariño, al maestro Ricardo Comei, evidencia de su poca aplicación. Alberto era feliz, cuando desde los once años, acompañaba a su padre por los canales a comprar nutrias y cueros de lobos marinos.


En el Canal Smith, cementerio del mar


En esas andanzas rodeando la Península Muñoz Gamero, buscando campamentos alacalufes, conoció todos los recovecos de los territorios de los cuales se declara soberano. En el Canal Smith, cementerio de barcos, todos los naufragios supieron de la visita de los Caros. “Era peligroso acercarse con nuestro bote a vela, pero igual registramos el Branch, el Moraleda, el Maga y el Punta Verde”. Cuando le preguntamos por el raqueteo del “ Santa Leonor”, hundido en 1968, esboza una sonrisa socarrona y dice “esa es otra historia de inventos contra nosotros”.



Llegaban en sus navegaciones y negociaciones hasta Puerto Edén. Era tal la familiaridad con los alacalufes que entendían muchas palabras, además porque cuando los Caros se iban de caza por seis meses, usaban a los indios jóvenes para ir a buscar las nutrias mal heridas en sus cuevas o en los aparragados.


Para Alberto, los indios de Puerto Edén, fueron llevados al alcohol por los nutrieron chilotes, “a los alacalufes no les gustaba negociar con los “huichi huiliches”, que eran mezcla mapuche con chonos, porque les robaban las pieles de lobo y nutria, ellos se desquitaban robándoles los botes”. En sus viajes a Puerto Edén conoció a Lautaro Wellington… “era un indiano que fue llevado al norte, volvió de milico y trataba como esclavos a sus hermanos, murió borracho con dos indias cuando se les dio vuelta el bote”.



Del Burney bajaba “ El Verano”

Dice conocer todos los “arrastraderos” que hay en los canales; explica que los alacalufes o “kawescar” evitaban largas navegaciones, acortando camino, llevaban sus canoas arrastrándolas o al hombro cuando eran más livianas. El más conocido es el que está en el fondo del Seno Obstrucción, llamado “Paso del Indio”. De Ultima Esperanza pasaban hacia el Seno Skiring.

“Los indios del lugar respetaban al Volcán Burney. Cuando tiraba humo decían que estaba enojado. Se alejaron cuando empezó a tirar fuego con temblores y llamas que iluminaban, de eso debe hacer unos 45 años, que fue la última vez que lo ví muy enojado”, nos confidencia, cuando le preguntamos sobre si es verdad que el volcán está activo.

De las faldas del Burney, donde hay un ventisquero, Alberto Caro recuerda que bajaba enfurecido en diciembre un toro bagual que era blanquísimo “parece que era albino y cubría todas las vacas en los corrales, le llamábamos “Verano”, cuando se le calmaban los nervios era de los más manso, incluso nosotros nos subíamos a su lomo”.


Un día el albo bagual desapareció para siempre, “a lo mejor lo alcanzó el Peuchén” es su explicación, que nos imaginamos debe ser compartida, por no pocos pescadores, que navegan en los canales, donde constatan fenómenos sin explicaciones.

No es extraño en las costas de los canales australes, observar grandes zanjas, seguramente producidas por desmoronamientos en una zona de mucha actividad pluviométrica. Parecen haber sido cavadas por maquinaria pesada. Alberto asegura que “las hace el Peuchén cuando enfurecido baja del cerro, como es un animal grandote con una capa de huiros en el lomo, deja esas cunetas, echando los diablos al mar”.


Las visitas del Caleuche


Estando toda la familia en Ancón sin Salida, fueron dos las oportunidades en que recibieron la visita del “Caleuche”, “la playa cerca de la casa se llenaba de lobos marinos, los perros avisaban enrabiados que estaban ahí, como era de noche veíamos a lo lejos las luces del buque arte, como le llamaban los antiguos; los marinos del barco se transforman en lobos para poder bajar a tierra”.

Argumenta que en Puerto Natales, había muchos comerciantes, que tenían trato con “El Caleuche”, “nunca les llegaba mercaderías y siempre estaban llenos de cosas; una prima mía trabajaba como empleada, para uno de ellos y un, día fue abrir una pieza del fondo de la casa y habían como diez lobos marinos durmiendo”. Identifica al comerciante, ya fallecido, y nos dice que seguramente anda navegando con sus amigos del barco mitológico.

Es difícil retrucarle y seguir indagando sobre estas creencias y muchas otras. Nos impresiona su convicción . Incluso llegamos a pensar que no estamos, para egoístamente dudar de la autenticidad de sus creencias, que forma parte de la cultura de los pescadores nuestros. En Alberto hemos encontrado, una ventanita por donde emerge la autenticidad de un repertorio bien estructurado de repuesta a los fenómenos de la vida diaria en canales, que guardan secretos de vida y muerte, a los cuales, quienes desde la comodidad de la ciudad jamás tendremos acceso.

Como testimonio de su deseos que lo declaren el gobernante absoluto de la misteriosa Península Muñoz Gamero, se cruza una franja con los colores regionales y nos asegura que cuando tome posición nuevamente de sus dominios en Ancón Sin Salida, lo hará pensando en sus descendientes, “que quiere verlos crecer en el lugar más hermoso de todo el mundo”.

jueves, 24 de febrero de 2011

NOCHE FESTIVALERA: DE ILUSIONES Y RECUERDOS.

Escribe : Ramón Arriagada


El día lunes por la noche, está reservado para escribir esta columna. Es bueno el procedimiento, pues permite recoger las vivencias de los últimos días y comentarlas. La irracionalidad implícita en el control remoto, me obnubiló este lunes para ver a Roberto Carlos. Sabía que no iba a ser un espectáculo lastimero, donde quedaría en evidencia, el deterioro del ídolo de ayer en voz y figura.

El cantante, nunca fue de canciones bullangueras ni de altos registros. Muchos de sus temas rayan en lo coloquial- sentimental. En sus arreglos y letras, mucha sensiblería de amante post “ bella ensoñación”, que no le obligaban a forzar las cuerdas vocales. Roberto Carlos, hombre religioso, adherido a credos no permisivos a las bajas pasiones humanas, mantiene una buena estampa. Una mezcla entre Edson Beiruth y Camilo Sesto, denota buenas cirugías e implantes. Ni por la calidad de sus dientes óseo integrados, ni por el ritmo de sus canciones había posibilidad que le saltara un diente, como le sucedió al pobre Rafael.

En el escenario y en el público estaban los nuestros. Parejas de cincuentones y sesentones, que vivieron los desordenes hormonales de sus primeros amores juveniles, escuchando sus pausadas baladas. Hoy, los abuelos de la nada, ejemplo de sobrevivencia en una sociedad donde hasta la pareja pasó a ser desechable. Ahí estaba la llamada generación perdida, los muchachos del toque de queda milico, que sólo pudieron amar de día. El espectáculo era de los nuestros, apoteósico y prostático. La matriarca, la alcaldesa, complacida y enflaquecida, miraba a su alrededor al ver como la tribu aprobaba a su invitado.

En la platea los de la Isapres, bien cuidados y asegurados. En la galera me imagino, porque nos los enfocaban, el pueblo robertiano de programas sociales y Fonasa. Por ningún lado un inoportuno rostro pokemón o gótico. En el escenario Roberto Carlos, mostrando feliz a su orquesta vitalicia; al piano un señor patético mezcla rara de Carlos Mennen con enano de la revista “El Peneca”. El cantante habla de los “niños que lo acompañan”, evidencia de ser un buen empleador; con ellos, dice haber grabado todos sus discos. Aunque luego aclara, que ahora se llaman cidis y dividis. Pero todos de una calidad extraordinaria, como dice mi amigo el pastelero “ Moncho, te has fijado que al músico viejo, siempre le queda el compás”.

Después del forzado parto y reparto de antorchas y gaviotas al lloroso ídolo, los viejitos de Chile a dormir, en una noche de ilusiones y recuerdos.